Hace un par de meses, alguien me pasó pantallazo de una publicación en la que en un lenguaje ruin y cobarde, se me “no-citaba” a mi (sin nombrarme), como alguien con “ego inflado”, “llorón”, o falto de “nobleza” entre otras lindezas… en esos momentos coincidió el empeoramiento de la salud de mi Félix, y lógicamente no tenía ganas de estas mierdas, ahora tras muchos años callado después de aquello, y practicando esa misma literatura ruin y cobarde sin nombrar a nadie directamente, voy a contar aquí a grandes rasgos lo que fue aquella vivencia para mi bastantes años después. Porque eso es lo que me ocupa y preocupa a mi gente de esta calaña: nada, y por eso ni me entero de lo que escriben (salvo que alguien me lo pase, claro, como ahora ha sido el caso), pero lo que lógicamente no puedo permitir es que se me difame públicamente y quedarme callado (por cierto aprovecho para pedir que si alguien que pueda leer esto, sabe de qué y de quién va y tiene constancia de alguna publicación de estos individuos en la que se me cite explícitamente, me la haga llegar, porque ya tengo hablado con mi abogada de irnos al Juzgado inmediatamente).
Hace varios años afronté un reto
ciclista de los que he llevado a cabo (siempre con final grato hasta la fecha,
menos el que nos ocupa) para difundir y promover el veganismo y mostrar una vez
más, que las veganas y veganos no solo estamos sanos y saludables, sino que una
forma de alimentación vegana además de no condenar a un infierno y muerte a los
animales no humanos que lo sufren, también es mejor además de para el medio
ambiente, Tercer Mundo… para nuestra propia salud. En aquella ocasión cometí
dos errores graves, uno de tipo técnico digamos, y otro de tipo humano:
- - El error de tipo deportivo-técnico es que
difícilmente se puede afrontar un reto de semejante envergadura junto a otro u
otros participantes, en mi opinión es muy difícil (prácticamente imposible) que
sea viable completar retos de tal calibre, físicamente tan extremos,
conjuntamente, incluso con parecidas prestaciones físicas, son retos que te
llevan tan al límite, con normalmente crisis tan grandes a lo largo del mismo,
tan dispares en el tiempo y en su forma, que se acaba abriendo una brecha que a
lo largo de tantas horas y kilómetros, hacen prácticamente inviable una
“sincronización”, de manera que el que camina menos, arrastra hacia abajo al
que va más, penalizándole con más horas y más suplicio por tanto.
- - El otro error (más grave que el de tipo técnico,
y desde luego más penoso) fue de tipo “humano” (aunque cada vez creo menos en
esa palabra, y más en el caso que nos ocupa), y fue haberme embarcado en algo así
con gente a la que no conocía. Pensaba que al menos a uno de ellos sí que lo
conocía al menos algo (al resto de la gente poco, o nada directamente en algún
caso), y de hecho fue alguien a quien hasta entonces idolatraba prácticamente
(error grave), porque creía a pies juntillas en él como persona y por supuesto
como deportista, que al fin y al cabo es lo de menos, porque después de todo
esto, lo que queda es la persona.
No me voy a extender en demasía
ni en detalles (o no al menos de momento) de lo que para mí fue aquello, en
resumen una decisión nefasta que cristalizó en una de las peores experiencias
de mi vida en lo personal, pero si lo suficiente para intentar dejar patente la
hipocresía, la caradura y el cinismo que se puede llegar a tener para, después
de sacarme el pellejo todo lo públicamente y privadamente que han podido (de
esto también me han soplado cosas), todavía andar calificándome con lindezas
como las que arriba citaba, y es que ya no se puede aguantar…
En la primera mitad de aquello
todo fue bien, a pesar de que el clima frío estaba haciendo todo más duro de lo
que ya era de por sí, y a pesar de que el otro participante en el reto pasó su
buena crisis durante la primera noche, momento en el cual yo le estuve apoyando
y dando ánimos (si lo hacen ellos, se llama “compañerismo” y “equipo”, si lo
hago yo fue “postureo” y “falsedad”), comentándole que aquello pasaría etc.,
como por suerte en aquel momento, así fue.
Y así se llegó a uno de los
numerosos puertos de montaña del reto, donde para mi sorpresa cuando llegué
arriba (siempre arriba de los puertos, los acompañantes que llevábamos en una
furgoneta de apoyo, nos esperaban para darnos algo de comer y beber si hacía
falta, y ropa de abrigo para no pasar frío en el descenso), ya habían seguido el
camino y se habían ido y bajado para abajo, sin esperar a que yo llegara arriba
(esto una vez más, si lo hubiera hecho yo, seguro que es falta de compañerismo
y solidaridad, pero si lo hicieron ellos, seguro que fue por un buen motivo),
con lo cual tuve que bajar ese puerto enfriándoseme el sudor del que iba
empapado, esto fue a primera hora de la mañana, al poco de amanecer, con lo que
llegué abajo con una tiritona más que considerable, que empezó a ser el
principio de mi fin en aquello. Esto sin duda no fue lo que ocasionó que un
rato después tuviera que decidir abandonar, pero obviamente no me ayudó ni me
dio ningún aporte positivo al hilo de “vida” deportivo que me pudiera quedar en
el reto.
Tras ello, el siguiente puerto lo
subí ya tieso y cadáver como quien dice, y la bajada del mismo pues
directamente me dormía encima de la bici, lo que ya le daba un tinte de peligrosidad
bastante preocupante al asunto. Y por encima de todo empecé a considerar que ya
iba a empezar a ser un lastre demasiado inasumible para el otro participante…
seguramente así era desde el kilómetro 0 del reto por los motivos que
inicialmente argumentaba, a veces ni con un nivel parecido esto es viable para
dos deportistas, pues no digamos cuando uno de los dos tiene un ritmo menor o
bastante menor (en este caso, era yo, claramente, y no me duele decirlo a pesar
de mi “ego inflado”, todo lo contrario).
Pues esta es la falta de
“nobleza” que yo tengo, o que al menos tuve en aquel momento… si yo hubiera
sido un egoísta de “ego inflado”, en aquel momento digo que voy a parar un rato
a descansar a ver si se me pasa la mierda y me recompongo, y ya está, y luego
pues ya veremos. Pero no, en mi fuero interno sabía que incluso en el mejor de
los escenarios aunque me recompusiera, lo único que podía hacer era hipotecar
las posibilidades del otro participante, y que tuviera que seguir esperándome a
cada puerto y así aumentarle las horas que habría de durar el reto hasta el
final. Y entonces decidí lo que ni hasta entonces, ni desde entonces hasta el
día de hoy, había hecho ni he hecho de nuevo EN MI VIDA: bajarme de la bici, subir
la bici a la furgoneta y abandonar.
Lo cual (y aquí viene lo peor de
la historia, quien lo diría) me causó un bajón anímico brutal, cualquiera que
sea deportista (aunque tampoco hace falta serlo, sino tan solo tener un poco de
conocimiento y de sentido común, y un poco de “humanidad”, aunque cada día crea
menos - y menos con gente así - en esa palabra o en el significado que
comúnmente se le pretende dar, como decía antes) puede entender que abandonar
un reto para el que te has estado preparando durante todo un año, pasando
miserias, saliendo a entrenar con viento, con frío, con lluvia, días que tienes
ganas de salir y días que te apetece echarte la siesta pero no lo haces y no
perdonas y cumples… un reto para el que llegué con unos quince mil kilómetros
de bici en las piernas. Y sobre todo sentir que estaba dando una imagen penosa,
dejando a los animales a los que llevaba y llevo en mi corazón tirados, dejando
tirado al veganismo y dando una imagen de “un vegano al que le fallan las
fuerzas y abandona” con lo que todo el “haterismo” del veganismo que estuviera
siguiendo aquello pensaría (las proteínas y el resto de sandeces habituales),
etc etc etc. En fin creo que cualquiera puede entender eso… bueno cualquiera
no, porque esta gente no pudo (o no quiso) entenderlo. O al parecer en un nuevo
ejercicio de “humildad”, creen poder repartir carnets morales para decirte como
TÚ te tienes que sentir, o como tienes que gestionar tus sentimientos (y/o
creen que los conocen incluso mejor que tú mismo), y si no estás como ellos
quieren que estés, entonces vamos a construir una película en torno a ti, de
que como estás así, no es porque estés hecho mierda, sino porque quieres que
como tú has abandonado, el otro participante también quieres que haga lo
propio, o se pierda, etc. Si estás así de mal, es que “vas de víctima”. Este es
el nivel de esta gente, al menos fue el que tuvieron conmigo. “Compañerismo
selectivo” se llama esto.
Es por eso que como habéis visto, he titulado esta publicación como “cree el ladrón que todos son de su condición”. Aunque en realidad siempre he pensado que detrás de todo esto había o ha habido o hay, más maldad que ignorancia. Porque creo que lo que he dicho en este párrafo, se puede entender de forma relativamente fácil, así que por eso creo que esto fue más una cuestión de maldad. Y creo suponer de quien vino lo gordo de todo esto, aunque peor que quien lo cocina (que ya es decir) es quien se sienta a la mesa a comérselo, y después a sacarte los ojos, y después ya más en frío aún, encima a tus espaldas y públicamente, a hacer todo el daño que se pueda, a difamar a alguien porque así te lo has querido montar. Ya sabéis que las redes son eso en buena parte, y por gente como esta es por la que ya hace tiempo que ni tengo Facebook, porque ya te hartas (o al menos yo) de “egos inflados”.
Y aun así después de abandonar,
tras el siguiente puerto de montaña, aún me volví a subir a la bici, ya
“eliminado” del reto, para ayudarle al otro a quitarle el aire en el tramo más
o menos llano de transición que había hasta el siguiente bloque de puertos, y
volverme a bajar con lágrimas en los ojos (si, el “llorón” y el “víctima”, y a
mucha honra… quiera el cielo que nunca sea un “machote” como esta gente). Una
vez más, si lo hicieran o lo hacen ellos es “compañerismo” y equipo, si lo hice
yo es “postureo”, “falseo” e incluso uno de ellos me llegó a decir que lo hice
“porque él me lo dijo” (como si fuera mi padre, como si yo si hubiera sido
cierta la patraña que montaron en torno a mí, me voy a volver a subir a la bici
si lo que quiero es que el otro abandone… vamos ni la Guardia Civil me hubiera
subido a la bici si aquello hubiera sido como decían). Pero bueno pocas cosas
hay peores en este mundo que creerte tus propias mentiras, o al menos hacer
parecer que te las crees. Como será que hasta uno de ellos en privado me dijo “ni
él mismo se cree lo que te ha dicho”. Pero luego “palante”, porque es más fácil
seguir embistiendo que reconocer un error y desinflar el balón, es una cuestión
de “nobleza” al fin y al cabo, efectivamente.
Pues aquello fue mi “falta de
nobleza”, y mi “ego inflado”. O un “llorón”… porque esta gente que tan machotes
son, también reparten carnets de cuando se puede llorar y cuando no… porque
ellos no lloran o porque si lo hacen, entonces si es legítimo. Así de
“humildes” son (y así de “compañeros” y de “equipo”, como tanto se les ha
llenado la boca con eso). Si no actúas o no te sientes como ellos quieren que
lo hagas, o como entienden que deberías hacerlo, entonces eres todo eso y
seguramente mucho más. Hace falta ser prepotente para sentirte con crédito para
juzgar y exigir a alguien en una situación así, como se debe sentir en base a
como tú crees que debe ser, y si no es así, entonces montar una película en
torno a esa persona con “argumentos” como los que he ido citando antes. Bajo
“indicios” por ejemplo como que yo había escrito un post por entonces en
Facebook, pidiendo ánimos para el otro participante porque le quedaban muchas
horas “si lo conseguía” por delante, y por eso demandaba ánimos para él. Ese
“si lo consigue” en la mente de esta gente, o al menos en la mente del Sherlock
Holmes que me dijo algo así, era “indiciario” de al parecer un sentimiento de
envidia mío y que por ello, deseaba que él tampoco lo consiguiera. O que en un
momento del reto en el que conmigo ya “out”, había dudas del camino a seguir, y
como yo no lo sabía y dije que no lo sabía, eso era “indiciario” de que “quería
que se perdiera”. Como si yo estuviera entrenando por allí todos los fines de
semana, para saber en medio de la noche cual era el camino a seguir, y si no lo
sabía, pues eso… mi “envidia” y mi “mala fe” salió a flote de nuevo. Ojalá esta
gente o este individuo en particular no acabe nunca en una brigada de
investigación policial, porque en fin, este fue el nivel.
Y nada menos que por gente así se
me tacha como decía en esta publicación que me han pasado y por todo esto que
he ido contando, de “ego inflado”. Gente que dos de cada tres publicaciones que
hacen en sus redes sociales, son selfies, y dos de cada esos tres selfies son
sin camiseta… alguno se mete incluso en la ducha con la GoPro a hacerse fotos y
grabarse videos a sí mismo, con la de historias de las que me he enterado,
alguno de ellos se de buena tinta el “uso” que le da a sus redes en buena parte…
para luego decirme sin pestañear (precisamente él) que yo uso las redes para ligar (a ver si una sola chica puede decir algo así de mi... una sola) y de mis “gruppies”, este es el tipo de gente que hablan de mi “ego
inflado”. Vamos creo yo que el chiste se cuenta solo.
Gente que a mitad de un reto no es
que se amaguen media hora o ¾ por ahí en una esquina a pegar una cabezada no…
se mete una noche de hotel en el cuerpo, pero luego tienen la sangre fría, por
decirlo de forma suave, de seguir vendiéndolo como “non-stop”. De nuevo
evidenciando esa “ausencia de ego” y esa “nobleza” con la que tanto se les
llena la boca, porque ellos sí la tienen, claro, y es por eso que pueden
decirme a mí que no la tengo. Por suerte yo nunca he engañado a nadie con mis
retos, cuando he palmado he palmado y cuando lo he conseguido lo he conseguido.
Alguien a quien le comentas que
para ganar carreras o subirse al pódium, tiene que tener una genética
privilegiada (algo que cualquiera que tenga unos mínimos conocimientos
deportivos conoce o entiende, y quizá ni eso hace falta), y te dice que no, que
si gana carreras o si se sube a pódiums, es por su gran capacidad de
entrenamiento y de sufrimiento, pero que genéticamente es como “cualquiera”.
Que claro, se te queda una cara de “mmmm pues nada, a ver si aprendo a entrenar
y a ver si aprendo a sufrir para empezar a ganar carreras”. En mi caso por
ejemplo (que es el que mejor conozco obviamente), que rondo todos los años los
quince mil kilómetros en bici, a veces hasta veinte mil he llegado a hacer, eso
trabajando todos los días de lunes a viernes, y que creo haber acreditado
mínimamente mi capacidad de sufrimiento en los retos deportivos que he llevado
a cabo (con crisis como mínimo iguales o incluso peores que aquella que he
narrado) para tratar de poner mi granito de arena para difundir el veganismo, y
llegar a conseguir completarlos… pues claro, te quedas un poco ojiplático.
Cualquiera que sepa mínimamente de deporte, sabe que el factor diferencial para
ganar carreras, para subirte al pódium, en una igualdad relativa o parecida de
entrenamiento y capacidad de sufrimiento, es el factor genético. Pero si ganas
carreras o te subes a pódiums y no eres capaz de reconocer que una parte de lo
que hace posible eso, es algo que llevas de serie, algo con lo que cuentas de
nacimiento, pues es que tu ego no te está permitiendo reconocerlo, así de
sencillo. Como decía en lo que a mí respecta, creo que entreno como un león
(eso es objetivamente así, ahí están los números), y como yo, cientos y cientos
de deportistas, que jamás olerán un pódium y no digamos ganar una carrera, y
sencillamente no ganarán y no ganaremos porque no tienen, no tenemos el “motor”
(acepción mundialmente conocida en el mundo del deporte para quien tiene una
gran genética para el deporte que practica,… bueno menos conocida para quien
quiere eliminar el factor genético de la ecuación, porque su ego le dice que
gana porque entrena y sabe sufrir más que nadie) necesario para ganar una
carrera. Y más hoy en día, que con la competitividad que hay, hay que echar las
tripas para hacer primero, séptimo, vigésimo tercero y en definitiva,
cualquiera que de todo de si mismo pero haga un puesto menor en una
competición, lo ha dado todo, nada se le puede reprochar y seguramente ha entrenado y ha sufrido como el que más, sencillamente hay gente que camina más y gente que
camina menos, eso no es ningún secreto ni algo tan abstracto, menos para quien
no le interese verlo ni reconocerlo porque su “ego inflado” no le deja.
Pero hay gente que tiene más
digamos “percha mediática” y no nos engañemos, el hecho de ganar carreras, le
da a quien las gana, más percha de ese tipo, más altavoz y más credibilidad, aunque
lo que diga luego pueda ser algo sensato o pueda ser una memez, da igual,
porque ciertamente ese es el mundo en el que vivimos, de “verdades” rápidas y
de que me lo creo si quien me lo dice es alguien en quien yo creo. Y esto lo digo
yo, alguien que en ninguna carrera se mete entre los cien primeros, porque
tengo menos “motor” que los que acaban más adelante, pero con orgullo sé que
eso para mí es lo de menos, porque entreno y se sufrir como el que más, y
porque tampoco me duele, porque eso no solo es que no me avergüence, sino que
además es mi mayor orgullo porque con el “motor” que tengo, he conseguido las
cosas que he conseguido, más rápido o más lento, pero las he sacado adelante…
no he pisado hasta la fecha un pódium ni jamás lo haré, porque esto al final
son matemáticas como quien dice, pero no me cambio por nadie que lo haga a
menudo pero luego tenga esta forma de pensar tan poco humilde, tan poco honesta
y tan poco respetuosa y compañera para otra gente que entrena como mínimo igual
que él (o incluso más, porque aunque le rompa la cabeza, igual hay alguien que
entrena y sabe sufrir hasta más que él) pero jamás estará en los primeros
puestos de una competición deportiva.
Es gente que bajo esa percha
mediática que tienen (aunque creo que cada vez menos, porque al final supongo
que quien más quien menos, les va viendo las costuras, las mismas de las que yo
estoy hablando ahora aquí en esta publicación, de una u otra forma) van de
guays pero luego de puertas para adentro se dedican a marujear y a criticar a
saco (incluso entre ellos mismos, que esto de momento me lo voy a guardar por
si hiciera falta que lo contara más adelante, si vuelvo a ser conocedor de más
publicaciones de este tipo, y tenga por tanto que volver a contar una segunda
parte). Pero ellos no son "haters" claro, ellos son guays.
Por eso luego además de pasada y también
de tapadillo por supuesto sin nombrarme, se me tacha de “hater” porque cuando
palman en un reto me haya echado las risas. Y mira, en eso es en lo único que ha acertado... eso es como si alguien te da una
patada en los cojones, y si te quejas o te cagas en sus muertos mientras estás
ahí en el suelo retorciéndote, todavía te dice “hombre no seas hater!!!”. Gente
que te ha puesto de cabronazo, de querer que el otro participante de aquel reto
“abandonara” o “se perdiera” y además se dedica a pregonar esa película durante
años a tus espaldas (porque me lo han dicho otras personas, más allá de esto
que me han pasado ahora, lo que pasa es que hasta ahora no se me había llenado
el vaso) dejándote de hijoputa públicamente hasta donde han podido, y luego
encima si te echas las risas porque al final uno acaba por creer que en esta
vida al menos a veces, de alguna manera existe o debe existir el “karma” o algo
parecido, pues entonces eres un “hater”. Hace falta ser cínico y caradura... claro que soy "hater" de gente así, obviamente así es, y a mucha honra. Yo al menos no soy un hipócrita y reconozco ser "hater" de quien hace méritos para que lo sea de esa persona, por suerte no voy de guay de puertas para afuera y de puertas para adentro ando rajando de todo cristo.
Por suerte en el mundo hay
cientos, miles, millones de personas veganas, deportistas o no deportistas, que
cada día demuestran que no solo se puede vivir siendo vegano, sino que se puede
vivir mejor en todos los sentidos. Por suerte el veganismo no depende de ellos
(ni de mi, ni de nadie en concreto, sino de todas y todos), ni de sus hazañas o
fracasos en sus retos, ni de que yo me ría o no me ría cuando palman después de
que me hayan puesto a mí de hijoputa para arriba.
Todo esta campañita que han
llevado hacia mí, además me ha “acarreado” (y ahora explicaré por qué lo
entrecomillo) que alguna gente a la que creía amiga en mayor o menor grado, me
dejara de hablar poco a poco. Gente del entorno de esta gente, e incluso alguno
del entorno mío (o eso creía yo estúpidamente) que no ha “necesitado”
escucharme a mí para dejarme de lado. Por eso entrecomillaba lo de “acarreado”,
porque ya ves tú cual es el problema al final de que gente así salga de tu vida,
se retratan solos y dejan patente la “amistad” que tenían contigo.
Y poco más que contar creo de
momento, más que como había comentado al principio, esto que me han pasado ya
pasa de castaño oscuro, por más que pueda tener ya tiempo (lo que quizá lo
agrava más aún, porque yo ni enterarme hasta ahora de esto en concreto) desde
que se publicó (y repito, ese es el seguimiento y el caso que le hago yo a esta gente y a
basuras como esta a la que hago referencia que publiquen), pero lo que no puedo
consentir es que ni de forma indirecta, ruin y cobarde, se me adjetive a mi
públicamente para la gente que haya podido saber que se estaban refiriendo a
mí, con esos calificativos, y yo encima me vaya a quedar calladito.
Así que esto es hasta ahora lo
que quería compartir con quien pueda leer esto, sean 27 personas, 53, o nadie,
y sepa de qué va la historia, porque para juzgar a algo o a alguien, siempre es
mejor escuchar a las dos partes.
Jolines Pedro.. que pesadilla
ResponderEliminarSi Antonella, por entonces fue peor aún que tener que bajarme de la bici (que ya es decir) por primera y hasta la fecha última vez en mi vida,... pero vamos demasiado tiempo le he dedicado a esta basura después de los últimos meses que llevo, aunque tampoco me podía quedar callado después de lo que me han pasado. En fin un abrazo Anto.
EliminarMucho ánimo. Eres una persona maravillosa. Haces bien en aclararlo. Por desgracia los que van de postureo y tienen un ego inmenso son los que acusan a los demás. Me.sienti muy afortunada de conocerte. Muchos besos desde Sevilla. Se te quiere y se te respeta. Abrazos también de Enrique. Eres luz amigo.
EliminarMuchas gracias Marga, son recíprocas las palabras.
EliminarA ver si vuelvo pronto por allí y nos vemos, aunque me quedé traumatizado con los carruajes de caballos por todas partes, es lo que se me quedó grabado de Sevilla :(
Un abrazo amiga, y besos también a Enrique y a los peques
Me sabe mal que te hayas sentido así. No conozco la historia de antes pero, por vivencias similares, creo que tu escrito te sirve, sobre todo, a ti. Para ordenar los acontecimientos y desahogarte de tremenda injusticia. Los otros, si te han insultado de ese modo, seguirán sin entender ni interpretar bien tu comportamiento. De todas maneras, no es novedad que los seres humanos, defraudamos mucho...Fuerza y un abrazo grande.
ResponderEliminarSi Gabriela, estás en lo cierto de principio a fin en mi opinión. También la idea es resarcirme públicamente de los insultos públicos referidos a mi de forma encubierta, para quien sepa de la historia. Gracias por leer y por tus palabras, un abrazo grande para ti también
Eliminar