martes, 2 de marzo de 2021

Cree el ladrón que todo el mundo es de su condición

Hace un par de meses, alguien me pasó pantallazo de una publicación en la que en un lenguaje ruin y cobarde, se me “no-citaba” a mi (sin nombrarme), como alguien con “ego inflado”, “llorón”, o falto de “nobleza” entre otras lindezas… en esos momentos coincidió el empeoramiento de la salud de mi Félix, y lógicamente no tenía ganas de estas mierdas, ahora tras muchos años callado después de aquello, y practicando esa misma literatura ruin y cobarde sin nombrar a nadie directamente, voy a contar aquí a grandes rasgos lo que fue aquella vivencia para mi bastantes años después. Porque eso es lo que me ocupa y preocupa a mi gente de esta calaña: nada, y por eso ni me entero de lo que escriben (salvo que alguien me lo pase, claro, como ahora ha sido el caso), pero lo que lógicamente no puedo permitir es que se me difame públicamente y quedarme callado (por cierto aprovecho para pedir que si alguien que pueda leer esto, sabe de qué y de quién va y tiene constancia de alguna publicación de estos individuos en la que se me cite explícitamente, me la haga llegar, porque ya tengo hablado con mi abogada de irnos al Juzgado inmediatamente).

Hace varios años afronté un reto ciclista de los que he llevado a cabo (siempre con final grato hasta la fecha, menos el que nos ocupa) para difundir y promover el veganismo y mostrar una vez más, que las veganas y veganos no solo estamos sanos y saludables, sino que una forma de alimentación vegana además de no condenar a un infierno y muerte a los animales no humanos que lo sufren, también es mejor además de para el medio ambiente, Tercer Mundo… para nuestra propia salud. En aquella ocasión cometí dos errores graves, uno de tipo técnico digamos, y otro de tipo humano:

-    - El error de tipo deportivo-técnico es que difícilmente se puede afrontar un reto de semejante envergadura junto a otro u otros participantes, en mi opinión es muy difícil (prácticamente imposible) que sea viable completar retos de tal calibre, físicamente tan extremos, conjuntamente, incluso con parecidas prestaciones físicas, son retos que te llevan tan al límite, con normalmente crisis tan grandes a lo largo del mismo, tan dispares en el tiempo y en su forma, que se acaba abriendo una brecha que a lo largo de tantas horas y kilómetros, hacen prácticamente inviable una “sincronización”, de manera que el que camina menos, arrastra hacia abajo al que va más, penalizándole con más horas y más suplicio por tanto.

-    - El otro error (más grave que el de tipo técnico, y desde luego más penoso) fue de tipo “humano” (aunque cada vez creo menos en esa palabra, y más en el caso que nos ocupa), y fue haberme embarcado en algo así con gente a la que no conocía. Pensaba que al menos a uno de ellos sí que lo conocía al menos algo (al resto de la gente poco, o nada directamente en algún caso), y de hecho fue alguien a quien hasta entonces idolatraba prácticamente (error grave), porque creía a pies juntillas en él como persona y por supuesto como deportista, que al fin y al cabo es lo de menos, porque después de todo esto, lo que queda es la persona.

No me voy a extender en demasía ni en detalles (o no al menos de momento) de lo que para mí fue aquello, en resumen una decisión nefasta que cristalizó en una de las peores experiencias de mi vida en lo personal, pero si lo suficiente para intentar dejar patente la hipocresía, la caradura y el cinismo que se puede llegar a tener para, después de sacarme el pellejo todo lo públicamente y privadamente que han podido (de esto también me han soplado cosas), todavía andar calificándome con lindezas como las que arriba citaba, y es que ya no se puede aguantar…

En la primera mitad de aquello todo fue bien, a pesar de que el clima frío estaba haciendo todo más duro de lo que ya era de por sí, y a pesar de que el otro participante en el reto pasó su buena crisis durante la primera noche, momento en el cual yo le estuve apoyando y dando ánimos (si lo hacen ellos, se llama “compañerismo” y “equipo”, si lo hago yo fue “postureo” y “falsedad”), comentándole que aquello pasaría etc., como por suerte en aquel momento, así fue.

Y así se llegó a uno de los numerosos puertos de montaña del reto, donde para mi sorpresa cuando llegué arriba (siempre arriba de los puertos, los acompañantes que llevábamos en una furgoneta de apoyo, nos esperaban para darnos algo de comer y beber si hacía falta, y ropa de abrigo para no pasar frío en el descenso), ya habían seguido el camino y se habían ido y bajado para abajo, sin esperar a que yo llegara arriba (esto una vez más, si lo hubiera hecho yo, seguro que es falta de compañerismo y solidaridad, pero si lo hicieron ellos, seguro que fue por un buen motivo), con lo cual tuve que bajar ese puerto enfriándoseme el sudor del que iba empapado, esto fue a primera hora de la mañana, al poco de amanecer, con lo que llegué abajo con una tiritona más que considerable, que empezó a ser el principio de mi fin en aquello. Esto sin duda no fue lo que ocasionó que un rato después tuviera que decidir abandonar, pero obviamente no me ayudó ni me dio ningún aporte positivo al hilo de “vida” deportivo que me pudiera quedar en el reto.

Tras ello, el siguiente puerto lo subí ya tieso y cadáver como quien dice, y la bajada del mismo pues directamente me dormía encima de la bici, lo que ya le daba un tinte de peligrosidad bastante preocupante al asunto. Y por encima de todo empecé a considerar que ya iba a empezar a ser un lastre demasiado inasumible para el otro participante… seguramente así era desde el kilómetro 0 del reto por los motivos que inicialmente argumentaba, a veces ni con un nivel parecido esto es viable para dos deportistas, pues no digamos cuando uno de los dos tiene un ritmo menor o bastante menor (en este caso, era yo, claramente, y no me duele decirlo a pesar de mi “ego inflado”, todo lo contrario).

Pues esta es la falta de “nobleza” que yo tengo, o que al menos tuve en aquel momento… si yo hubiera sido un egoísta de “ego inflado”, en aquel momento digo que voy a parar un rato a descansar a ver si se me pasa la mierda y me recompongo, y ya está, y luego pues ya veremos. Pero no, en mi fuero interno sabía que incluso en el mejor de los escenarios aunque me recompusiera, lo único que podía hacer era hipotecar las posibilidades del otro participante, y que tuviera que seguir esperándome a cada puerto y así aumentarle las horas que habría de durar el reto hasta el final. Y entonces decidí lo que ni hasta entonces, ni desde entonces hasta el día de hoy, había hecho ni he hecho de nuevo EN MI VIDA: bajarme de la bici, subir la bici a la furgoneta y abandonar.

Lo cual (y aquí viene lo peor de la historia, quien lo diría) me causó un bajón anímico brutal, cualquiera que sea deportista (aunque tampoco hace falta serlo, sino tan solo tener un poco de conocimiento y de sentido común, y un poco de “humanidad”, aunque cada día crea menos - y menos con gente así - en esa palabra o en el significado que comúnmente se le pretende dar, como decía antes) puede entender que abandonar un reto para el que te has estado preparando durante todo un año, pasando miserias, saliendo a entrenar con viento, con frío, con lluvia, días que tienes ganas de salir y días que te apetece echarte la siesta pero no lo haces y no perdonas y cumples… un reto para el que llegué con unos quince mil kilómetros de bici en las piernas. Y sobre todo sentir que estaba dando una imagen penosa, dejando a los animales a los que llevaba y llevo en mi corazón tirados, dejando tirado al veganismo y dando una imagen de “un vegano al que le fallan las fuerzas y abandona” con lo que todo el “haterismo” del veganismo que estuviera siguiendo aquello pensaría (las proteínas y el resto de sandeces habituales), etc etc etc. En fin creo que cualquiera puede entender eso… bueno cualquiera no, porque esta gente no pudo (o no quiso) entenderlo. O al parecer en un nuevo ejercicio de “humildad”, creen poder repartir carnets morales para decirte como TÚ te tienes que sentir, o como tienes que gestionar tus sentimientos (y/o creen que los conocen incluso mejor que tú mismo), y si no estás como ellos quieren que estés, entonces vamos a construir una película en torno a ti, de que como estás así, no es porque estés hecho mierda, sino porque quieres que como tú has abandonado, el otro participante también quieres que haga lo propio, o se pierda, etc. Si estás así de mal, es que “vas de víctima”. Este es el nivel de esta gente, al menos fue el que tuvieron conmigo. “Compañerismo selectivo” se llama esto.

Es por eso que como habéis visto, he titulado esta publicación como “cree el ladrón que todos son de su condición”. Aunque en realidad siempre he pensado que detrás de todo esto había o ha habido o hay, más maldad que ignorancia. Porque creo que lo que he dicho en este párrafo, se puede entender de forma relativamente fácil, así que por eso creo que esto fue más una cuestión de maldad. Y creo suponer de quien vino lo gordo de todo esto, aunque peor que quien lo cocina (que ya es decir) es quien se sienta a la mesa a comérselo, y después a sacarte los ojos, y después ya más en frío aún, encima a tus espaldas y públicamente, a hacer todo el daño que se pueda, a difamar a alguien porque así te lo has querido montar. Ya sabéis que las redes son eso en buena parte, y por gente como esta es por la que ya hace tiempo que ni tengo Facebook, porque ya te hartas (o al menos yo) de “egos inflados”.

Y aun así después de abandonar, tras el siguiente puerto de montaña, aún me volví a subir a la bici, ya “eliminado” del reto, para ayudarle al otro a quitarle el aire en el tramo más o menos llano de transición que había hasta el siguiente bloque de puertos, y volverme a bajar con lágrimas en los ojos (si, el “llorón” y el “víctima”, y a mucha honra… quiera el cielo que nunca sea un “machote” como esta gente). Una vez más, si lo hicieran o lo hacen ellos es “compañerismo” y equipo, si lo hice yo es “postureo”, “falseo” e incluso uno de ellos me llegó a decir que lo hice “porque él me lo dijo” (como si fuera mi padre, como si yo si hubiera sido cierta la patraña que montaron en torno a mí, me voy a volver a subir a la bici si lo que quiero es que el otro abandone… vamos ni la Guardia Civil me hubiera subido a la bici si aquello hubiera sido como decían). Pero bueno pocas cosas hay peores en este mundo que creerte tus propias mentiras, o al menos hacer parecer que te las crees. Como será que hasta uno de ellos en privado me dijo “ni él mismo se cree lo que te ha dicho”. Pero luego “palante”, porque es más fácil seguir embistiendo que reconocer un error y desinflar el balón, es una cuestión de “nobleza” al fin y al cabo, efectivamente.

Pues aquello fue mi “falta de nobleza”, y mi “ego inflado”. O un “llorón”… porque esta gente que tan machotes son, también reparten carnets de cuando se puede llorar y cuando no… porque ellos no lloran o porque si lo hacen, entonces si es legítimo. Así de “humildes” son (y así de “compañeros” y de “equipo”, como tanto se les ha llenado la boca con eso). Si no actúas o no te sientes como ellos quieren que lo hagas, o como entienden que deberías hacerlo, entonces eres todo eso y seguramente mucho más. Hace falta ser prepotente para sentirte con crédito para juzgar y exigir a alguien en una situación así, como se debe sentir en base a como tú crees que debe ser, y si no es así, entonces montar una película en torno a esa persona con “argumentos” como los que he ido citando antes. Bajo “indicios” por ejemplo como que yo había escrito un post por entonces en Facebook, pidiendo ánimos para el otro participante porque le quedaban muchas horas “si lo conseguía” por delante, y por eso demandaba ánimos para él. Ese “si lo consigue” en la mente de esta gente, o al menos en la mente del Sherlock Holmes que me dijo algo así, era “indiciario” de al parecer un sentimiento de envidia mío y que por ello, deseaba que él tampoco lo consiguiera. O que en un momento del reto en el que conmigo ya “out”, había dudas del camino a seguir, y como yo no lo sabía y dije que no lo sabía, eso era “indiciario” de que “quería que se perdiera”. Como si yo estuviera entrenando por allí todos los fines de semana, para saber en medio de la noche cual era el camino a seguir, y si no lo sabía, pues eso… mi “envidia” y mi “mala fe” salió a flote de nuevo. Ojalá esta gente o este individuo en particular no acabe nunca en una brigada de investigación policial, porque en fin, este fue el nivel.

Y nada menos que por gente así se me tacha como decía en esta publicación que me han pasado y por todo esto que he ido contando, de “ego inflado”. Gente que dos de cada tres publicaciones que hacen en sus redes sociales, son selfies, y dos de cada esos tres selfies son sin camiseta… alguno se mete incluso en la ducha con la GoPro a hacerse fotos y grabarse videos a sí mismo, con la de historias de las que me he enterado, alguno de ellos se de buena tinta el “uso” que le da a sus redes en buena parte… para luego decirme sin pestañear (precisamente él) que yo uso las redes para ligar (a ver si una sola chica puede decir algo así de mi... una sola) y de mis “gruppies”, este es el tipo de gente que hablan de mi “ego inflado”. Vamos creo yo que el chiste se cuenta solo.

Gente que a mitad de un reto no es que se amaguen media hora o ¾ por ahí en una esquina a pegar una cabezada no… se mete una noche de hotel en el cuerpo, pero luego tienen la sangre fría, por decirlo de forma suave, de seguir vendiéndolo como “non-stop”. De nuevo evidenciando esa “ausencia de ego” y esa “nobleza” con la que tanto se les llena la boca, porque ellos sí la tienen, claro, y es por eso que pueden decirme a mí que no la tengo. Por suerte yo nunca he engañado a nadie con mis retos, cuando he palmado he palmado y cuando lo he conseguido lo he conseguido.

Alguien a quien le comentas que para ganar carreras o subirse al pódium, tiene que tener una genética privilegiada (algo que cualquiera que tenga unos mínimos conocimientos deportivos conoce o entiende, y quizá ni eso hace falta), y te dice que no, que si gana carreras o si se sube a pódiums, es por su gran capacidad de entrenamiento y de sufrimiento, pero que genéticamente es como “cualquiera”. Que claro, se te queda una cara de “mmmm pues nada, a ver si aprendo a entrenar y a ver si aprendo a sufrir para empezar a ganar carreras”. En mi caso por ejemplo (que es el que mejor conozco obviamente), que rondo todos los años los quince mil kilómetros en bici, a veces hasta veinte mil he llegado a hacer, eso trabajando todos los días de lunes a viernes, y que creo haber acreditado mínimamente mi capacidad de sufrimiento en los retos deportivos que he llevado a cabo (con crisis como mínimo iguales o incluso peores que aquella que he narrado) para tratar de poner mi granito de arena para difundir el veganismo, y llegar a conseguir completarlos… pues claro, te quedas un poco ojiplático. Cualquiera que sepa mínimamente de deporte, sabe que el factor diferencial para ganar carreras, para subirte al pódium, en una igualdad relativa o parecida de entrenamiento y capacidad de sufrimiento, es el factor genético. Pero si ganas carreras o te subes a pódiums y no eres capaz de reconocer que una parte de lo que hace posible eso, es algo que llevas de serie, algo con lo que cuentas de nacimiento, pues es que tu ego no te está permitiendo reconocerlo, así de sencillo. Como decía en lo que a mí respecta, creo que entreno como un león (eso es objetivamente así, ahí están los números), y como yo, cientos y cientos de deportistas, que jamás olerán un pódium y no digamos ganar una carrera, y sencillamente no ganarán y no ganaremos porque no tienen, no tenemos el “motor” (acepción mundialmente conocida en el mundo del deporte para quien tiene una gran genética para el deporte que practica,… bueno menos conocida para quien quiere eliminar el factor genético de la ecuación, porque su ego le dice que gana porque entrena y sabe sufrir más que nadie) necesario para ganar una carrera. Y más hoy en día, que con la competitividad que hay, hay que echar las tripas para hacer primero, séptimo, vigésimo tercero y en definitiva, cualquiera que de todo de si mismo pero haga un puesto menor en una competición, lo ha dado todo, nada se le puede reprochar y seguramente ha entrenado y ha sufrido como el que más, sencillamente hay gente que camina más y gente que camina menos, eso no es ningún secreto ni algo tan abstracto, menos para quien no le interese verlo ni reconocerlo porque su “ego inflado” no le deja.

Pero hay gente que tiene más digamos “percha mediática” y no nos engañemos, el hecho de ganar carreras, le da a quien las gana, más percha de ese tipo, más altavoz y más credibilidad, aunque lo que diga luego pueda ser algo sensato o pueda ser una memez, da igual, porque ciertamente ese es el mundo en el que vivimos, de “verdades” rápidas y de que me lo creo si quien me lo dice es alguien en quien yo creo. Y esto lo digo yo, alguien que en ninguna carrera se mete entre los cien primeros, porque tengo menos “motor” que los que acaban más adelante, pero con orgullo sé que eso para mí es lo de menos, porque entreno y se sufrir como el que más, y porque tampoco me duele, porque eso no solo es que no me avergüence, sino que además es mi mayor orgullo porque con el “motor” que tengo, he conseguido las cosas que he conseguido, más rápido o más lento, pero las he sacado adelante… no he pisado hasta la fecha un pódium ni jamás lo haré, porque esto al final son matemáticas como quien dice, pero no me cambio por nadie que lo haga a menudo pero luego tenga esta forma de pensar tan poco humilde, tan poco honesta y tan poco respetuosa y compañera para otra gente que entrena como mínimo igual que él (o incluso más, porque aunque le rompa la cabeza, igual hay alguien que entrena y sabe sufrir hasta más que él) pero jamás estará en los primeros puestos de una competición deportiva.

Es gente que bajo esa percha mediática que tienen (aunque creo que cada vez menos, porque al final supongo que quien más quien menos, les va viendo las costuras, las mismas de las que yo estoy hablando ahora aquí en esta publicación, de una u otra forma) van de guays pero luego de puertas para adentro se dedican a marujear y a criticar a saco (incluso entre ellos mismos, que esto de momento me lo voy a guardar por si hiciera falta que lo contara más adelante, si vuelvo a ser conocedor de más publicaciones de este tipo, y tenga por tanto que volver a contar una segunda parte). Pero ellos no son "haters" claro, ellos son guays.

Por eso luego además de pasada y también de tapadillo por supuesto sin nombrarme, se me tacha de “hater” porque cuando palman en un reto me haya echado las risas. Y mira, en eso es en lo único que ha acertado... eso es como si alguien te da una patada en los cojones, y si te quejas o te cagas en sus muertos mientras estás ahí en el suelo retorciéndote, todavía te dice “hombre no seas hater!!!”. Gente que te ha puesto de cabronazo, de querer que el otro participante de aquel reto “abandonara” o “se perdiera” y además se dedica a pregonar esa película durante años a tus espaldas (porque me lo han dicho otras personas, más allá de esto que me han pasado ahora, lo que pasa es que hasta ahora no se me había llenado el vaso) dejándote de hijoputa públicamente hasta donde han podido, y luego encima si te echas las risas porque al final uno acaba por creer que en esta vida al menos a veces, de alguna manera existe o debe existir el “karma” o algo parecido, pues entonces eres un “hater”. Hace falta ser cínico y caradura... claro que soy "hater" de gente así, obviamente así es, y a mucha honra. Yo al menos no soy un hipócrita y reconozco ser "hater" de quien hace méritos para que lo sea de esa persona, por suerte no voy de guay de puertas para afuera y de puertas para adentro ando rajando de todo cristo.

Por suerte en el mundo hay cientos, miles, millones de personas veganas, deportistas o no deportistas, que cada día demuestran que no solo se puede vivir siendo vegano, sino que se puede vivir mejor en todos los sentidos. Por suerte el veganismo no depende de ellos (ni de mi, ni de nadie en concreto, sino de todas y todos), ni de sus hazañas o fracasos en sus retos, ni de que yo me ría o no me ría cuando palman después de que me hayan puesto a mí de hijoputa para arriba.

Todo esta campañita que han llevado hacia mí, además me ha “acarreado” (y ahora explicaré por qué lo entrecomillo) que alguna gente a la que creía amiga en mayor o menor grado, me dejara de hablar poco a poco. Gente del entorno de esta gente, e incluso alguno del entorno mío (o eso creía yo estúpidamente) que no ha “necesitado” escucharme a mí para dejarme de lado. Por eso entrecomillaba lo de “acarreado”, porque ya ves tú cual es el problema al final de que gente así salga de tu vida, se retratan solos y dejan patente la “amistad” que tenían contigo.

Y poco más que contar creo de momento, más que como había comentado al principio, esto que me han pasado ya pasa de castaño oscuro, por más que pueda tener ya tiempo (lo que quizá lo agrava más aún, porque yo ni enterarme hasta ahora de esto en concreto) desde que se publicó (y repito, ese es el seguimiento y el caso que le hago yo a esta gente y a basuras como esta a la que hago referencia que publiquen), pero lo que no puedo consentir es que ni de forma indirecta, ruin y cobarde, se me adjetive a mi públicamente para la gente que haya podido saber que se estaban refiriendo a mí, con esos calificativos, y yo encima me vaya a quedar calladito.

Así que esto es hasta ahora lo que quería compartir con quien pueda leer esto, sean 27 personas, 53, o nadie, y sepa de qué va la historia, porque para juzgar a algo o a alguien, siempre es mejor escuchar a las dos partes.